Que mejor manera de terminar el año con un maravilloso espectáculo que nos brinda nuestro planeta y que tuve ocasión de verlo en todo su esplendor cuando estuve en Noruega hace algún tiempo atrás y venga ya, debo confesaros que me dejo impactado. Como sabéis, experimentar los increíbles colores de la aurora bailando en el cielo ártico es uno de los sueños de cualquier viajero. Pocos lugares en la Tierra ofrecen tantas posibilidades para ser testimonio de este fenómeno como Noruega. Quienes hemos tenido la suerte de presenciar una aurora boreal, podemos asegurar que se trata de uno de los espectáculos más fascinantes de la naturaleza. Una aurora boreal comienza con un brillo fluorescente en el horizonte. Luego disminuye y surge un arco iluminado que a veces se cierra en forma de círculo muy brillante. Se trata de un fenómeno natural que provoca una luminosidad maravillosa, llenando el cielo de colores perfectos y de una belleza que se podría decir que es indescriptible. Detrás del espectáculo de luces y colores se esconden numerosos electrones cargados de energía y que hasta hace poco los científicos no habían conseguido explicar. Un equipo de físicos de Massachusetts ha realizado una simulación por ordenador que resuelve tal misterio. La simulación que se llevó a cabo tuvo una duración de once días durante los cuales se siguió el movimiento que realizaban 180 billones de partículas virtuales durante un proceso de conexión magnética. Los autores de esta simulación explican que el fenómeno tiene lugar en muchas regiones del espacio y que estos electrones súper energéticos podrían incluso destrozar una nave o un satélite, por lo que es necesario ser capaz de predecir el lugar y momento en los que se producirán estos fenómenos para evitar catástrofes espaciales. Para saber qué es una aurora boreal es necesario hablar de la aurora polar. Una aurora polar es un fenómeno en forma de brillo que se presenta en el cielo durante la noche, generalmente en zonas polares. Cuando este fenómeno natural se produce en las regiones cercanas al polo norte se llama aurora boreal, pero cuando aparece en las regiones cercana al polo sur, se denomina aurora austral. Ella suele ocurrir en los meses de septiembre a octubre y de marzo a abril, en períodos de mayor actividad de las manchas solares. El fenómeno de la aurora boreal se produce por cambios bruscos en el campo magnético del Sol dejando caer una gran cantidad de energía en el espacio. Cuando hay tormentas solares, la Tierra es invadida por gran cantidad de vientos solares. En estos momentos las auroras son más comunes. No obstante, ser agraciados con este hermoso espectáculo de luces de la naturaleza, nos perjudica. Estos vientos solares interfieren en los medios de comunicación (señales de televisión, radares, telefonía, satélites y sistemas electrónicos diversos) aunque no representa un riesgo para la humanidad. La aurora boreal puede aparecer en varios formatos: como puntos luminosos, franjas en sentido horizontal o circulares. Sin embargo, siempre aparecen alineados con el campo magnético de la tierra. Los colores pueden variar mucho, por ejemplo, rojo, naranja, azul, verde y amarillo. Muchas veces aparecen en varios colores al mismo tiempo. Las auroras boreales se acompañan de una serie de sonidos que pueden llegar a resultar un poco escalofriantes pero que en realidad se parecen a sonidos conocidos como el de las hojas secas al ser pisadas. Son como extraños crujidos que acompañan el espectáculo de las luces. Para la cultura esquimal estos sonidos son los espíritus de los muertos que se comunican con el mundo de los vivos. Los sonidos no son idénticos y no hay ninguna regularidad en su acontecimiento. Son sonidos muy peculiares ya que un observador los puede oír nítidamente mientras que otro no es capaz de escucharlos. Por este motivo es muy difícil determinar la causa de los mismos. Lo habitual para disfrutar de este fenómeno es subir hasta la Laponia Noruega, que comprende áreas en latitudes del Círculo Polar Ártico. Concretamente, los meses comprendidos entre septiembre y marzo son especialmente propicios, principalmente octubre y marzo. El invierno en estas fechas es menos virulento y por tanto hay más probabilidades de encontrar unos cielos completamente despejados y plagados de estrellas. Sin lugar a dudas, las auroras boreales son sólo una muestra de las maravillas que nos ofrece nuestro planeta.
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