Es la locura en su máxima expresión. En efecto, últimas informaciones provenientes del país comunista indican que el dictador Kim Jong-un ha decidido eliminar todo aquello que recuerde a Occidente y la última de estas prohibiciones, según informa el periódico surcoreano Chosun Ilbo, llegó el pasado mes de julio e indica que los ciudadanos de la capital de Corea del Norte, Pyongyang, ya no pueden tener un perro como mascota, debido a que el sátrapa arguye como pretexto que se trata de una «tendencia contaminada por la ideología burguesa» y supone un reflejo de «la decadencia de occidente» cuando en realidad piensa en comerlos, ya que su voracidad, según continuos rumores que circulan a sotto voce en todo el país, es legendaria. Como podéis imaginar, la decisión del obeso dictador comunista – el único con sobrepeso en un país de famélicos que se mueren de hambre – ha generado una enorme preocupación y temor entre los ciudadanos norcoreanos que son dueños de un can, ya que temen que se produzca una redada para confiscar sus engreídos con un único objetivo: su sacrificio para el consumo humano ya sea en los restaurantes de Pyongyang, algo habitual en el país asiático – donde además en la actualidad existe una aguda escasez de alimentos – o como se especula, que terminaran en la mesa del dictador, quien es un gran aficionado a comer esa carne. Chosun Ilbo publica que la decisión de Kim Jong-un responde a la tendencia de los ciudadanos más pudientes – privilegiados integrantes de la nomenclatura comunista – a tener un perro como mascota, algo que no ven con buenos ojos los norcoreanos de clase más baja que son el 99% de la población. «La gente cría cerdos y pollos en sus míseras casas, mientras que los oficiales de alto rango y la gente rica del Partido de los Trabajadores poseen finos perros importados desde China, lo que ha generado mucho resentimiento en un país devastado por la hambruna», explica una fuente al diario surcoreano. «Así que las autoridades están identificado hogares que los poseen forzándoles a entregarlos y una vez confiscados, terminan matándolos «, agrega esta misma fuente. Los dueños de los canes están preocupados y lamentan la situación. Según el diario, ‘maldicen a Kim Jong-un a sus espaldas’, pero no hay nada que puedan hacer, ya que quienes se atrevan a desobedecer la orden, no entregando a sus engreídos o escondiéndolos, simplemente “desaparecerían” junto a sus familias y nunca mas se sabrán de ellos. Ahora que el dictador – que amenaza continuamente al mundo con sus misiles nucleares y de quien una reciente ola de rumores indica que se encuentra en estado de coma – vera cumplido su deseo, hay quienes se preguntan si de esta forma podrá calmar su insaciable apetito, aunque apreciando su gordura descomunal creemos que ello no ocurrirá y este acto de barbarie continuará, vaya uno a saber con que otras inocentes criaturas.
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